Estas piezas surgen a partir de la reflexión sobre una de las formas de desencuentro cultural que enfrenta la migración. La idea de progreso generada, específicamente, en América Latina, entre otras cosas, posibilitó la concreción ideológica sobre el sueño americano. En México, por ejemplo, a pesar de nuestro nacionalismo que reclama una lealtad a nuestro territorio y a la identidad mexicana, la realidad geopolítica del país dispone a una buena parte de la población, la menos favorecida, a un proceso migratorio que supone a la larga un desencuentro geográfico y cultural. Estas piezas no hablan de los procesos migratorios sino que pone énfasis en los fenómenos culturales (anímicos, cotidianos, psicológicos) que acontecen a los ya migrados, específicamente a los lugares a los que llegan. Estos nuevos lugares que se forman y que cuestionan cualquier mito de pertenencia; nos recuerda que no existe el sitio ideal, que hasta las creencias más arraigadas, como lo es la promesa de un futuro mejor, se vuelven solubles ante las problemáticas sociales. Los nuevos lugares no sólo confrontan las costumbres arraigadas sino la manera misma en que se definen estas costumbres. Estas nuevas identidades nos muestra las limitaciones de aquellos mitos de progreso, que parten de un criterio de pertenencia y de fidelidad: Dando cuenta de que en el nuevo contexto global hay muchos sujetos, que vivimos nuestras identidades con múltiples contradicciones.
Las imágenes son de un archivo de fotos personales, de viajes que he estado realizando a los Estados Unidos en los últimos tres años. Otro elemento importante es la paleta de color; utilizó rojo, azul y blanco, los colores de la bandera de Estados Unidos y que hacen referencia al sueño americano. La técnica realista en partes muy detalladas, esta relacionada con la ilusión a este sueño americano.